Articulosportada

¿Un mal día?.

Es muy difícil que algo que funciona tan mal no sea objeto de discursos políticos que prometan la solución con una simple frase dentro de un programa electoral. Y sin embargo cuando hablamos del sector financiero español y de los problemas que genera al ciudadano, ningún partido ha sido capaz de iniciar un proyecto con una hoja de ruta que determine un futuro distinto a lo que ya padecemos y que se centre en una nueva entidad financiera para todas las personas – y organizaciones y empresas – que tenga como objetivo realmente ayudar al ciudadano.


Es incomprensible, además, que sean los propios organismos públicos los que nos obliguen a bancarizarnos mediante la apertura de una cuenta, ya sea para cobrar una pensión o para hacer frente a distintos pagos y que no exista ninguna entidad de todas las personas del país y para todas las personas del país.


El que se acerque a una oficina bancaria, se encontrará con una barrera infranqueable del empleado hastiado, estresado, cubierto de pánico por el miedo al desempleo y enfermo por culpa de la presión laboral, que le enviará a operar con máquinas que a veces no funcionan y otras muchas tampoco o a procesos que con frecuencia se quedan atascados por culpa de un bajo mantenimiento de las ínfimas plantillas de las sucursales y los servicios centrales, o también por usuarios apresurados, o entrados en años, o que son incapaces de hacerse entender por una máquina.


Al encontrarnos con estos frecuentes problemas, la solución se nos presenta retorciendo nuestra voluntad de realizar la gestión en ese momento con el argumento de que no somos clientes del banco, de la oficina, o quizás, ofertando el volver otro día a una hora determinada para realizar una operativa que hace no mucho no contaba con esas restricciones.


Además, el traspaso de funciones y operativas relacionadas con el pago de tasas, impuestos y matrículas que hace muchos años eran llevadas a cabo por el organismo emisor, lleva ya años traspasándose a entidades que no tienen interés real en ayudar al ciudadano, ávidas de maximizar sus beneficios, sin intención de ayudarnos si no obtienen un beneficio adicional con esta gestión.


Esta mañana, por ejemplificar lo expuesto, me tocó pelear con dos monstruos llamados “Santander” y “la Caixa” – este último conocido mío, ya que pasé dos años disfrutando del trato que hace a los empleados -. para pagar una matrícula de la universidad Carlos III de mi hijo.

 

Tras 7 intentos infructuosos en el cajero, sin contar un intento más de la empleada que había en ventanilla, de terminar el proceso siempre con el mismo resultado fallido y de esperar 45 minutos a que me atendieran, la solícita empleada, digo, me restringe este servicio en ventanilla a los martes y los jueves, eso sí de 8 a 9,30 y con el dinero – una suma importante – en efectivo.

 

Tras salir de la oficina voy a una oficina de la Caixa que me encontré de paso y tras entrar en la misma y presentándome como antiguo empleado, la antigua compañera me informa de que aunque tienen servicio de caja, no me puede dar de mi cuenta el importe de la matrícula porque no soy cliente de la oficina, según unas desconocidas órdenes internas.


Finalmente, en otra sucursal de esa entidad participada, a la fuerza, por todos los ciudadanos españoles, y de la que no soy cliente, conseguí mi objetivo y saqué el dinero para hacer el pago de la matrícula de mi hijo, eso sí, un martes o un jueves de 8 a 9,30 de la mañana en una oficina del Santander.


Una gestión que debería haber sido de unos pocos minutos se convierte en un problema que ocupa mi tiempo de una mañana y parte de otra porque los servicios que demandamos los ciudadanos no son interesantes para el sector financiero, un sector que se ha beneficiado de ayudas económicas proporcionadas por todos los ciudadanos y que llevan años con beneficios récord.


Llevamos demasiados años sin una banca pública de calidad que ataje todos estos problemas y que sirva como eje central del cambio social y económico que necesita España en los próximos años.

 

Necesitamos una banca pública, para todos, para todas, para ti también.

Articulo de Juan Carlos Fernández Serrano, Ex-empleado de banca.

 

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