Articulosportada

La propuesta de la Plataforma por una Banca Pública de “Transformar  ICO en un verdadero banco de desarrollo” como avanzadilla de un nuevo modelo ecosocial.

Aurora Martínez  Hernández es profesora de economía jubilada y miembro de la Plataforma por una Banca Püblica y de Attac.

 

Las zonas rurales padecen una exclusión financiera territorial. Porque la «inclusión financiera» no es solo poder sacar e ingresar dinero de un cajero: es permitir el acceso a los servicios bancarios y a la financiación a las personas e instituciones que lo necesitan y es, también, permitir financiar los cambios que las comunidades del mundo rural van a necesitar para acercarnos al modelo ecosocial que permita vivir mejor con menos.

¿Por qué es importante  un banco de desarrollo para luchar contra la exclusión financiera territorial?

La financiación es imprescindible. Si falta la financiación a las empresas y entidades públicas, se sobreviene una crisis financiera. Y en el mundo rural hay que financiar  muchas necesidades sin cubrir: gestión de bosques, agricultura sostenible, restauración de iglesias y edificios históricos, recuperación de casas abandonadas… Así mismo, hay que irse preparando para el nuevo modelo ecosocial: los límites del Planeta están ahí y hay que afrontar de la forma menos traumática posible las crisis energética, de materias primas y alimentaria que ya hemos empezado a padecer. Eso requiere de una planificación económica y una banca pública que le dé cobertura.

Antonio Turiel nos marca el camino: «Deberíamos dejar de hablar de macroproyectos y centrarnos en cosas más simples e imprescindibles. Garanticemos el suministro de alimentos y el agua limpia, aseguremos las necesidades locales, relocalicemos el trabajo, trabajemos con materiales de proximidad y montemos los sistemas locales y resilientes que necesitamos tanto de producción de energía como de lo demás…»

Es incuestionable que los  bancos de desarrollo tienen que ser públicos porque el mercado es incapaz de anticipar ese nuevo modelo ecosocial ya que sus intereses están en el corto plazo y en los beneficios económicos y la planificación a largo plazo de las necesidades para todo un país o  región sólo pueden venir de una autoridad pública. Pero lo público tiene que funcionar. Para ello, siguiendo a Chistian Scherrer en el libro “Public Banks in the age of finacialization” se tendrá que exigir a lo público unas condiciones: una gobernanza eficiente y con estrictos mecanismos de supervisión garantizados por la participación de las partes interesadas (stakeholders) y la rendición de cuentas en el Parlamento. Crucial es también una cuidadosa preparación de los empleados identificados con su  misión de servidores públicos. Como ejemplo de gobernanza la Caisse des Dépôts et Consignations francesa, con su órgano de decisión supremo, la Comisión de Supervisión, formado por 13 miembros: cinco parlamentarios, cinco representantes en total del Tribunal de Cuentas, Banco de Francia, Dirección General del Tesoro y Consejo de Estado, y tres ciudadanos cualificados designados por el Parlamento.

Ejemplos significativos en Europa de bancos de desarrollo.

Un banco de desarrollo es un banco de inversión público que tiene como misión el desarrollo sostenible de un país, grupo de países o región. En general, los bancos de inversión públicos, al contrario de los bancos minoristas que se financian principalmente con depósitos de los ahorradores, obtienen la mayor parte de sus recursos emitiendo títulos de renta fija a largo plazo con la garantía del Estado. De esa manera  pueden prestar a las empresas aplicando menores tipos de interés y actuando con la misma normativa de un banco privado.

El KfW alemán es un banco público de desarrollo que ha ocupado un lugar central en los principales retos ambientales del siglo XXI y considerado modelo en la reconstrucción del país después de la segunda guerra mundial. La Caisse des Dépôts et Consignations y La Casse Depositi e Prestiti, con dos siglos de existencia,  jugaron un importante papel en el desarrollo de las infraestructuras de Francia y de Italia respectivamente, financiando la construcción de carreteras, ferrocarriles, puentes, escuelas y otras estructuras públicas. Para ello recogían el ahorro de los ciudadanos y se lo prestaban a los estados nacionales y regionales. El Presidente François Mitterrand dijo en su día: «No se ha dado un paso hacia la modernización de Francia que no haya entrado en el balance de la Caisse des Dépôts et Consignations”. Otro ejemplo que vale es el de Bpifrance, un banco de Inversión público de reciente creación con una buena orientación local (tiene 50 sucursales repartidas por todo el territorio). 

Propuesta para el ICO de la Plataforma por una Banca Pública avalado por la primera Cumbre mundial de las finanzas en común.

El ICO es un banco de inversión pequeño. Su activo antes de la pandemia (2019) era de 32 mil millones de euros frente a los 449 mil de la Cassa Depositi e Prestiti italiana, 181 mil de la Caisse de Dépôts et Consignacions, o los 554 mil del Banco Europeo de Inversiones. Unido a esto está la necesidad de un sector financiero público: España (al igual que el Reino Unido) es un caso anómalo en Europa  por carecer, en la práctica, de  banca Pública, cajas de ahorro y cajas postales. La mayor parte de la actividad crediticia del ICO la realiza con créditos de mediación. El ICO financia a través de los bancos a las pymes y pone las condiciones a los créditos y el banco privado da el servicio a éstas y asume el riesgo. El ICO, también, da créditos que superen los 10 millones de Euros directamente a las empresas.

Nuestra propuesta se concreta es abrir oficinas, una por provincia, en las Diputaciones por ejemplo para ahorrar gastos en locales. Un personal especializado en desarrollo rural, a partir del conocimiento de las necesidades de la zona, sería el que propusiera los proyectos que hacen falta  y se ofrecería financiación a las empresas que lo llevaran a cabo. Se podría comenzar, en fase experimental, sólo con algunas sucursales. La matriz del ICO ofrecería los servicios de soporte: informáticos, jurídicos, de grandes riesgos…. Acercarse a las zonas rurales y más relegadas fue, así mismo, la petición que hizo la primera Cumbre de las Finanzas en Común, que en 2020 se celebró en París.

Hay que seguir presionando para que nuestro proyecto pueda ser aprobado antes de que el dinero venido de Europa se termine y que por fin  la Ministra o el Secretario de Asuntos Económicos nos reciba.

 

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