Declaración de la Plataforma por una Banca Pública ante el uso corrupto de las tarjetas ‘negras’ de Caja Madrid-Bankia
30/11/2014
El conocimiento de los gastos desorbitados e inmorales de directivos y consejeros de Caja Madrid-Bankia con tarjetas de empresa sin control es indignante y denunciable. Más aún si tenemos en cuenta que esta entidad ha sido salvada con dinero público mientras gran parte de la ciudadanía y de la clase trabajadora malvive como consecuencia de una crisis causada por el sector financiero, y mientras unos pocos derrochan lo que no se han ganado. En plena crisis, los millonarios españoles han crecido un 24 por ciento, respecto al mismo periodo de 2013.
El uso corrupto de tarjetas de empresa por directivos y consejeros de Caja Madrid-Bankia es la gota que colma el vaso del enojo ciudadano hacia una entidad cuyos altísimos sueldos directivos y desproporcionadas retribuciones de sus consejeros también son indignantes, como lo son los de la mayoría de los grandes ejecutivos de banca y de grandes empresas, donde parece que también tienen tarjetas ‘de empresa’ opacas. En el caso de la banca es especialmente indignante porque este sector ha sido salvado de la quiebra con dinero público, el dinero de los impuestos que paga la ciudadanía y gestiona el Gobierno.
Se ha utilizado a las cajas como cabezas de turco para desviar la atención de los problemas e insolvencia de los bancos, y se ha acabado privatizando las antiguas cajas en beneficio de los grandes bancos y sanearlas con dinero publico. Las cajas de ahorro han sido entidades que suscitaban la confianza de los ciudadanos hasta que comenzó el proceso de su privatización, a comienzos de los años noventa. Su transformación en en bancos (Bankia, por ejemplo) les ha llevado a la quiebra y, posteriormente, han sido salvadas junto con los bancos con dinero de todos los ciudadanos.
En un sucio panorama de privilegios y corrupción de unos pocos privilegiados de la derecha, cabe esperar esos comportamientos, pero no en la izquierda política y sindical. Por ello, exigimos como ciudadanos y ciudadanas que se determinen todas las responsabilidades jurídicas de quienes han participado en el uso fraudulento de las tarjetas ‘negras‘, y de quienes debían haber supervisado y controlado a directivos y consejeros.
La Plataforma por una Banca Pública considera que la única manera de evitar la corrupción, la existencia de altos sueldos de directivos, las excesivas retribuciones y las prebendas indecentes de los consejeros es que la gestión de los ahorros de la sociedad sea pública y democrática, con sueldos limitados de sus gestores y una constante supervisión. Es decir, con la existencia de una banca pública, gestionada democráticamente, y supervisada por la ciudadanía.