Carlos Sánchez Mato: «Los ahorros de la sociedad no deben estar en manos privadas; es precisa una Banca Pública»
Carlos Sánchez Mato se autodefine como economista heterodoxo. Forma parte de Attac (Asociación para la Tributación de las Transacciones Financieras), y de las Plataformas por la Banca Pública y por la Auditoria Ciudadana de la Deuda
¿Por qué defiende usted una banca pública?
Bastantes economistas heterodoxos, al pensar en el sistema financiero, opinamos que los ahorros de la sociedad no deben estar en manos privadas ni ser gestionados por ellas. Porque la banca privada sólo busca la mayor rentabilidad a corto plazo y eso provoca el desastre social. La sociedad no se da cuenta de ello hasta que se producen estallidos como el que estamos viviendo.
¿Qué pasaba en nuestro país cuando la quiebra de Leman Brothers?
En España el anterior presidente del gobierno, al regreso de un viaje a los Estados Unidos, dijo, textualmente, que «España tenía el sistema financiero más solvente y más potente del mundo» y presumió de un riguroso sistema de vigilancia de las prácticas financieras. Sin embargo, en nuestro país, a partir de la entrada en el euro, hubo un crecimiento desaforado del crédito. Una sucesión de burbujas, y no sólo la inmobiliaria, que han producido un desmedido encarecimiento de los activos: viviendas, acciones, valores de empresas cotizados o no en bolsa. Como había crédito fácil, se pagaron altísimos precios por esos bienes.
¿Qué han supuesto los rescates bancarios?
El expresidente del gobierno no debía creerse mucho lo que dijo. Casi al mismo tiempo en que regresaba de su viaje, se aprobaron, en nuestro país y en la Unión Europea, una serie de medidas que supusieron el inicio del rescate más considerable que se ha producido nunca en la economía mundial. En el caso español ha supuesto un uso descomunal de dinero publico para salvar de la quiebra a las entidades bancarias, que no han perdido nada de su posesiones ni de su poder. Ha supuesto un descomunal trasvase de la deuda privada hacia el Estado. Y las más beneficiadas han resultado ser las elites que siguen dominando los consejos de administración de Bancos y Cajas de Ahorro y han logrado que todo siga igual.
¿Cómo se ha presentado ese rescate?
Ocultando sus razones, su verdadero carácter, y maquillando sus prácticas. Usando los medios de comunicación, y repitiéndolo como un mantra, nos han hecho interiorizar que el problema era sólo de la Cajas de Ahorro y no de la Banca Privada, y nos han hecho ver que estábamos ante problemas de liquidez y no de solvencia de las entidades financieras. También nos dijeron que ese dinero público se iba a recuperar. Y que, como todos hemos contribuido al desastre, tenemos que pagarlo entre todos también. Son cuatro grandes falsedades.
¿Cuál es su versión?
Puedo asegurar que las ayudas prestadas al sistema bancario español han sido proporcionadas en un 50% a las Cajas y la otra mitad a los Bancos. El sistema bancario español, como el europeo y mundial, sigue estando en quiebra, es insolvente, no dispone de bienes suficientes para hacer frente a las deudas que tiene. Su realidad patrimonial y sus balances están trucados, según viene denunciando Attac continuadamente; además tienen como rehén los depósitos de la gente, y los accionistas exponen poco dinero. El dinero de todos puesto en el sistema bancario debe convertirse en acciones de propiedad pública.
¿Están seguros los depósitos de los ahorradores?
Las entidades financieras privadas saben que los Estados, es decir el conjunto de la población, siempre han estado dispuestos a salvar sus comportamientos nocivos. Tras conocerse la quiebra de Lehman Brothers la primera medida que se tomó, para toda la Unión Europea, fue elevar la garantía de los depósitos, desde veinte mil a cien mil euros por titular. Ese es el seguro que permite a la gente dormir tranquila cuando deja su dinero en un banco. ¿Quién lo protege? El Fondo de Garantía de Depósitos, que en España no sólo no tiene dinero, sino que está en situación de quiebra técnica porque, en este momento, según las cuentas oficiales, tiene un patrimonio negativo, de menos tres mil millones de euros. Con esa cuantía negativa está asegurando todos los depósitos de hasta cien mil euros que hay en el Estado Español y que en la actualidad suman 795 mil millones de euros. Pero la gente no retira sus fondos. Confía en que el Estado protegerá sus ahorros y por eso ese aval es ayuda pública.
Si el consejo de ministros de la Unión Europea decreta que España ha llegado al fin de la situación de rescate, ¿eso es así?
No. En absoluto. Las instituciones financieras (a pesar de toda la ayuda que han recibido: 1,42 billones de euros, de los que sólo 41.300 millones provienen del rescate europeo del Mecanismo Europeo de Estabilidad) tienen ahora una deuda de 1,23 billones de euros. No sólo no han reducido, sino que han incrementado su deuda durante la crisis, mientras las familias y las Administraciones Públicas la han reducido. No se han adoptado las medidas que, de verdad, solucionan el problema.
¿De qué modo se han proporcionado esas ayudas?
De manera muy sibilina. No es agradable para ningún gobierno contar que se producen recortes sociales mientras se aporta tan gran cantidad de dinero público a entidades privadas, pues tanto los bancos como las cajas lo son. Y así, se han usado diversos instrumentos y fórmulas, que constituyen todos ayudas públicas. Pero, las ayudas han sido de diferente tipo. Unas en forma de inyecciones de capital a fondo perdido (como sucedió por ejemplo en Bankia) y esas son las únicas que el gobierno, y sus terminales mediáticas, consideran ayudas; y dicen que, como son para solucionar un quebranto económico, no se van a recuperar. Pero también ha habido esquemas de protección de activos, que vienen a ser seguros contra pérdidas (Así ha comprado La Caixa a Banco de Valencia, con una ayuda de 10.000 millones de euros -el equivalente a la tercera parte de lo que cuesta pagar las ayudas de desempleo- y sin embargo La Caixa presume de que eso no son ayudas públicas) Igualmente el Banco Central Europeo viene prestando dinero público, para que tengan liquidez, a entidades bancarias españolas que, en diciembre del año pasado le debían 357 millones de euros; ¿por qué no ofrece ese banco de titularidad pública prestamos, a su actual tipo de interés del 0,25%, a ciudadanos y empresas europeas que los necesitan?. Hemos avalado las ingentes emisiones de deuda de las entidades y creado un banco «malo» para «reciclar» sus activos tóxicos. Todo eso forma parte del rescate.
¿Qué es lo esencial en su idea de Banca Pública?
Tiene que ver con un nuevo modelo de planificación, debe ser una herramienta al servicio de otro modelo de desarrollo diferente, porque el sistema capitalista no es capaz de producir un crecimiento sano. Y también es precisa una gestión participativa de parte de los ahorradores.
¿Cómo se puede reclamar y conseguir una Banca Pública en manos y al servicio de la ciudadanía?
Sólo puede llevarse adelante con mayorías sociales potentes que han de construirse con educación popular, creando conciencia crítica. Hacen falta minorías que sean capaces de contagiar a pequeños grupos la idea de que existen alternativas posibles con otros parámetros, e ir logrando agregados sociales que las hagan realidad. Esa puede ser una tarea larga, pero ahora existen condiciones objetivas para lograrlo. Hace falta un cambio de mentalidad: El planteamiento sería que la mayoría de la gente entienda que, o se crea esa banca pública o sus ahorros peligran, que el dinero es un medio y no un fin, y que el mundo financiero existente es pura especulación a favor de unas elites y no ayuda a crear riqueza y servicios para las personas y la comunidad.
Entrevista publicada en Diario de Navarra