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BFA-BANKIA: ¿Qué hay detrás del discurso oficial?

Carlos Sánchez Mato 

Tres meses se cumplen de la salida a Bolsa de Bankia calificada como un gran éxito del sistema financiero español. Analizando el proceso con una cierta perspectiva se pone de manifiesto que el maquillaje realizado no ha conseguido más que camuflar los problemas que aquejan al Banco Financiero y de Ahorros y en modo alguno, solucionarlos.

El 3 de diciembre de 2010, Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja aportaron todos sus activos y pasivos al Banco Financiero y de Ahorros (BFA) conservando a partir de esa fecha reducidos activos y pasivos ligados a sus respectivas obras sociales. Aunque en los estados financieros de 2010 se publicaron beneficios en ese ejercicio de 440 millones de euros, se cargaron directamente contra reservas deterioros patrimoniales superiores a los 9.200 millones de euros. Este dato, que no se incluye en el folleto de salida a Bolsa sino que se comunica más tarde ala Comisión Nacionaldel Mercado de Valores (CNMV), implica que la entidad tuvo pérdidas por más de 8.000 millones de euros en 2010. Eso no fue óbice para que los “brillantes” gestores de ese fracaso colectivo pertenecientes a las cajas de ahorro participantes en el proyecto, se aseguraran relevantes puestos en el nuevo organigrama directivo, con salarios anuales de millones de euros. Por cierto, el “milloneurismo” no es más que la norma entre todos los directivos de los grandes bancos, respaldados de una forma u otra, por dinero público. A continuación se realizó la segregación de BFA de los activos menos deteriorados para constituir un banco “bueno”, Bankia, en el que dar entrada a inversores privados que aportaran el déficit de capital existente en la entidad.  Bankia se vendió en el mercadillo de ocasión bursátil con una valoración de 3.400 millones de euros cuando la que tenía según su contabilidad para el único propietario hasta ese momento (BFA) era de 12 mil millones de euros (más de un 70% de rebaja). O bien los gestores han dilapidado y malvendido la entidad o los estados financieros de la misma no son “la imagen fiel del patrimonio” como rubrica su consejo de administración y certifican sus auditores. No es fácil determinar cuál de las dos opciones es más escandalosa y, por qué no decirlo, delictiva.

Ante todo lo anterior tenemos algo que decir como ciudadanos. En primer lugar porque el proceso ha sido apuntalado por el Estado con dinero público mediante la compra de participaciones preferentes convertibles (4.465 millones de euros), avalando sus emisiones de deuda (9.447 millones de euros) y adquiriendo activos que no tenían fácil salida (3.322 millones de euros). Más de 17 mil millones de euros, que equivalen a la mitad de lo que cuesta el subsidio de desempleo de un año. Si añadimos el endeudamiento en condiciones ventajosas otorgado por el Banco Central Europeo que ha superado en 2011 los 14 mil millones de euros, es evidente que el Banco Financiero y de Ahorros y su filial Bankia se sostienen únicamente gracias al apoyo estatal. De hecho, lo escandaloso es que el capital privado con poco más de 3 mil millones de euros tiene la propiedad de casi la mitad de Bankia y el Estado, que ya debería ser el propietario de la entidad con el dinero desembolsado, no sienta a ningún representante de los ciudadanos para velar por el buen fin de la inversión. En segundo lugar porque la estrategia seguida consistente en “ganar tiempo” no resolverá los  problemas de solvencia de BFA que son similares a los del resto de entidades financieras de nuestro país (bancos y cajas). El dinero obtenido enla OfertaPúblicade Suscripción será claramente insuficiente ante la disminución del negocio tradicional por la actual situación de crisis, los enormes costes de integración, el gasto financiero elevadísimo del auxilio que le ha prestado el FROB y la insuficiente dotación de provisiones para insolvencias y por depreciación de la cartera de deuda pública soberana. Por si eso fuera poco, en 2012 y 2013 soportará vencimientos de deuda de casi 24 mil millones de euros en un escenario de mercados cerrados.

No hay otra solución para BFA-Bankia que la conversión en capital de las participaciones preferentes suscritas por el FROB como contempla el decreto de constitución del propio Fondo y la actuación responsable del Estado desde la propiedad con vocación de permanencia.

La banca pública creada mediante la nacionalización de las cajas de ahorro, no es una de las opciones posibles para resolver la actual crisis. Es la única solución porque es imposible la movilización de fondos privados en la cuantía necesaria para recapitalizar las entidades financieras españolas. De lo contrario, lo que se está haciendo no es salvar a los bancos sino salvar a los “banqueros”, pagando sus deudas con dinero de todos y dejándoles la gestión de los ahorros de la sociedad para que puedan seguir amasando grandes fortunas con ella. Hace falta el coraje político y la visión a largo plazo necesarios  para abordar la reconversión del sector, sanear sus balances, administrar el stock de viviendas adjudicadas de forma socialmente responsable y cumplir el objetivo primordial de su existencia: canalizar el ahorro hacia la inversión , el desarrollo de los servicios públicos (sanidad, educación, servicios sociales, etc) y el empleo en lugar de alimentar burbujas especulativas que únicamente conducen a ilusorias y temporales mejoras de bienestar.

Pero quizá es pedir demasiado a un Gobierno y a un supervisor como el Banco de España cuyas actuaciones frente a la debacle provocada por el sector financiero han sido semejantes a la de privilegiados espectadores.

“Lo peor de lo peor” decía el Gobernador del Banco de España refiriéndose ala CAM.Yole diría al señor Fernández Ordóñez que lo peor está todavía por venir.

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