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Roland y Oliver: Continúa el sainete

El Subgobernador del Banco de España  Fernando Restoy ha presentado los informes elaborados por las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger en los que establecen las necesidades de capital que tienen las entidades financieras españolas. Como no podía ser de otra forma, el resultado de este apresurado trabajo ha generado una profunda satisfacción a los que lo han encargado (Ministerio de Economía y el propio Banco de España) ya que minimiza los fondos necesarios hasta un punto que causa sonrojo a cualquier observador informado.

Las conclusiones de los evaluadores internacionales indican que en el escenario base, es decir, en el actual, las necesidades conjuntas de las entidades bancarias estarían entre los 10 mil y los 26 mil millones de euros. Si se pone de manifiesto el escenario considerado como “adverso”, la banca española necesitaría hasta un máximo de 62 mil millones de euros. Este supuesto adverso contempla una caída del PIB del 6,5% en el período 2012-2014 y una disminución del precio de la vivienda adicional del 26%  (lo que supondría más de un 55% desde el punto más alto de la burbuja inmobiliaria).
Los informes no son más que un voluntarioso esfuerzo estadístico (a cambio de dos millones de euros) que no dejará tranquilo a nadie que tenga una visión global del problema existente y que no se creen ni los propios que lo han redactado.

Las entidades bancarias dicen no precisar de ninguna inyección de fondos públicos pero alcanzaron el máximo endeudamiento con el Banco Central Europeo en el mes de mayo con más de 325 mil millones de euros (más del 80% de la apelación de todo el eurosistema). No se ha dado información desagregada por entidades que será hecha pública en septiembre aunque el Banco de España se ha apresurado a sacar la cara por las entidades sistémicas de mayor tamaño (Santander, BBVA y Caixa) presumiendo de su fortaleza y declarando que en ninguno de los escenarios previstos precisarán de capital público. Es el mismo organismo que ha declarado ya en tres ocasiones que la reestructuración del sector financiero había finalizado y que defendió con el Gobierno anterior y el actual que no habría que inyectar fondos públicos en el “saneado sistema financiero español”.

El Gobierno fijará el importe máximo establecido por las consultoras como base para la solicitud formal del rescate en forma de préstamo a un organismo europeo todavía por determinar. Probablemente no agotará el límite que el ministro de Economía estableció con sus homólogos europeos en 100 mil millones de euros y dará nueve meses a los bancos que precisen de capital para que lo obtengan. Lejos de ser ésta una buena noticia, muestra de nuevo la incapacidad política para enfrentarse al poder económico que se rebela a sufrir las consecuencias de su nefasta gestión. La falta de una actuación decidida se traducirá en el empeoramiento de las condiciones de financiación del Estado en los próximos meses que servirán de justificación a nuevos recortes sociales que recaerán en los ciudadanos que no hemos hecho otra cosa que “vivir por encima de nuestras posibilidades”.

Una vez más (¿cuántas ya?), los responsables de supervisar al sector bancario vuelven a minimizar el problema de insolvencia existente. ¿Alguien cree de verdad que la situación hoy se soluciona con 26 mil millones de euros? ¿Son creíbles unos informes que consideran que estamos en el escenario base y no en el adverso?

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