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Las irregularidades contables de Bankia, la desregulación financiera y la crisis

Las irregularidades contables de Bankia, la desregulación financiera y la crisis
Aurora Martínez. Miembro de la Plataforma por una Banca Pública y de Attac.

El informe de los peritos de la Audiencia Nacional detectaron irregularidades contables en Bankia, tanto en su salida a bolsa como en las cuentas de 2010 y 2011. Sobre este tema escribió Jordi Ruiz, en Expansión: «Parecía que los banqueros podían considerarse impunes….El peritaje de Bankia pone de relieve que esto puede cambiar….Además revela que lo que
ha fallado no es la Ley, sino los administradores y directivos, los auditores y organismos reguladores, – la CNMV y el Banco de España». Pero ¿por qué tanto fraude en los bancos? ¿Nos podemos fiar de sus balances?¿ Realmente no ha fallado la ley? Pues sí. La Ley ha fallado. Las normas que se dictaron para superar la crisis del 29 se fueron quitando poco a poco con la presión de los lobbies bancarios y en su lugar se han ido aprobando otras que son en gran parte responsables de la crisis actual al permitir tanto endeudamiento y tanto riesgo.

La regulación financiera en el Estado del Bienestar.

La ley Glass Steagall fue promulgada por Roosevelt en 1933 para evitar nuevas crisis financieras. Se trataba de limitar el mal uso que los bancos hacían con el dinero de los ahorradores. Con el fin de que los ahorros de los ciudadanos no se destinaran a la especulación financiera, se dividieron los bancos en dos clases: bancos de depósito y bancos de inversión
(financiera). Esa ley estuvo en vigor en EEUU hasta 1999, aunque los bancos que se llamaban comerciales, para sortear la ley, creaban sociedades pantalla en sus operaciones especulativas.

El sistema llamado de Bretton Woods se instaló en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Este régimen fue probado en 1944 y pretendía ser un sistema financiero predecible y estable. Permaneció vigente hasta que, en 1971, el presidente Nixon suspendió la convertibilidad del dólar por oro. En ese periodo de tiempo no hubo crisis financieras.

Era un sistema de patrón oro indirecto a través del dólar. La relación dólar oro era de 35 dólares la onza de oro y el precio de las demás monedas era fijo respecto el dólar. La cotización de la moneda la fijaba el Fondo Monetario Internacional (FMI) y cada país miembro. Sólo se admitía un cambio en la cotización de la moneda, si se producía un desequilibrio
fundamental en la balanza comercial de un país.

Otra característica de aquel sistema financiero era que ni los ciudadanos, ni los bancos, ni las empresas podían mover libremente el dinero por el mundo, siendo los estados los que se encargaban de impedir el libre movimiento de capitales. Sí se permitía, en cambio, a los bancos mover dinero destinado al comercio internacional o para inversiones reales. Pero los
bancos de Wall Street y los de la City estuvieron presionando para hacer negocio en otras partes del mundo. E.E.U.U., Alemania, Canadá, y Suiza abandonaron en

Los tratados europeos, la respuesta neoliberal en la UE.

Los objetivo de la solidaridad y la extensión de los servicios públicos, que aparecen en las

Constituciones Europeas en los años del Estado del Bienestar, se sustituyen por los del «libre

cambio» y » la competencia libre y no falseada» en los sucesivos Tratados de la Unión

Europea. Es la etapa neoliberal, propiciada por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y que

da la supremacía de la economía a las finanzas. En los años 2000, el porcentaje de beneficios

dedicado a pagar a los accionistas era el doble del que se dedicaba en los años 80.

El Acta Única (1986) abre un nuevo periodo que tiene como objetivo construir «un gran

mercado interior» en Europa, abrir los servicios públicos a la competencia y poner en marcha

las políticas de desregulación. Con el Tratado de Maastricht «quedan prohibidas todas

las restricciones a los movimientos de capitales entre Estados miembros y entre Estados

miembros y terceros países» (art. 73) y en el último tratado europeo, el de Lisboa, se sigue

apostando por el liberalismo económico. Esto es: ceder el protagonismo de la economía a los

bancos y empresas transnacionales y dar autonomía al Banco Central Europeo.

Alan Greenspan y Bill Clinton, ejemplos de la influencia de los bancos en la desregulación.

Alan Greenspan fue el presidente de la Reserva Federal de EEUU desde 1987 hasta a 2006.

Propagaba la idea de la autoregulación del mercado. Durante su presidencia se extendió el uso

de derivados, que representan 34 veces el valor de los créditos a los clientes y que se venden

en más del 90% de común acuerdo «fuera de balance», sin someterse a ninguna norma de

contabilidad. En su mayoría, son creados y comercializados por los bancos.

Acuerdos de Basilea.

A partir de 1988 los acuerdos de Basilea I y Basilea II fijan menos recursos propios para los

bancos y permite la regulación del riesgo por ellos mismos o por las agencias de calificación,

aumentando el riesgo que soportan. Como era de esperar, los acuerdos de Basilea III,

acordados en 2010, son insuficientes para frenar el riesgo: pocos recursos propios y una nueva

ratio de liquidez que se aplaza hasta 2018.No se habla de dividir los bancos sistémicos, ni

en separar en bancos comerciales de los de inversión, ni de prohibir los derivados, o que los

fondos propios exigidos dependan de todo el valor de los activos.

Influencia de las nuevas normas de Contabilidad en la crisis.

La Contabilidad busca proporcionar información monetaria cuantitativa y de utilidad a todos

los colectivos relacionados con una empresa y de forma muy especial proporcionar una

imagen fiel de su patrimonio y de cómo se genera el beneficio. En todo caso la información

que proporcione la Contabilidad tiene que ser clara, comprensible, relevante, fiable,

comparable y oportuna (Plan General Contable 2007).

Los Inspectores de Hacienda se quejan de que con las actuales normas contables es preferible

llegar a un acuerdo de pago con los bancos que tratar de saber cuál es lo que les corresponde

pagar, debido a su enjambre de filiales y empresas participadas. Además no tienen obligación

de presentar sus cuentas e informes país por país, sino de forma consolidada, sólo en un

país. Las normas contables internacionales permiten a las transnacionales presentar sus

beneficios en los países con baja o nula imposición y las pérdidas, en otros con una imposición

alta. La consecuencia es que las grandes empresas apenas pagan impuestos. También ha

cambiado el sentido del principio de precaución que dice que sólo los beneficios confirmados

deben ir a la cuenta de resultados: los ingresos deben contabilizarse cuando sean derechos

asegurados y sólo del ejercicio (nunca derechos futuros) y los gastos siempre todos, los reales,

los potenciales y los de cualquier año. Ahora hay flexibilidad en exigir que esto se cumpla.

Otro cambio profundo que ha facilitado el maquillaje de las cuentas, fue la forma de valorar los

activos de las compañías. Los inmuebles y activos financieros (acciones, deuda pública…) que

tienen los bancos se contabilizan con el Plan General de Contabilidad del 2007 según el «valor

razonable» o el que fije el mercado. Esto permitió que en los años de burbuja el suelo, los

pisos los activos financieros tuvieran un valor muy alto en el balance y se repartieran muchos

beneficios y que en los años de crisis las empresas falsearan sus balances para que muchos de

sus activos no aparecieran con valores próximos a cero porque no se podían vender.

A pesar de las dificultades ¿seguimos?

Las normas actuales han permitido el sobreendeudamiento de la sociedad y el riesgo

incontrolado de los bancos que nos han llevado a esta crisis. Junto a esto, autores como Eric

Toussaint, Hernándéz Vigueras o Carlos Sánchez Mato nos han alertado sobre las trampas

bancarias, propiciadas éstas por los cambios contables. Pero ya se ha iniciado la revolución

de la transparencia y de cambio de las normas bancarias y contables. La ONG «Transparencia

internacional» ha evaluado ya los informes de 124 grandes compañías con contabilidades país

por país. La misma OECD ya ha realizado su informe «Erosión en la base imponible y cambios

en los ingresos» pero esto sólo es el principio. Porque cambiar las normas es necesario, pero

no suficiente. Necesitamos que seamos muchos los que conozcamos la verdad, porque la

verdad es revolucionaria. Y eso lleva tiempo.

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