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«El rescate no está cerrado, la banca sigue teniendo problemas de solvencia» Entrevista con Lourdes Lucía: «La banca pública no es una utopía, es cuestión de voluntad política y una mayoría social la hará posible»

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Qué Hacemos

lourdes_lucia_ediima20131213_1035_13Lourdes Lucía es abogada, editora y activista, y fue una de las fundadoras en España del movimiento Attac. Ha coordinado el libro Qué hacemos con los bancos, escrito junto a Alberto Garzón, Ana Martín y Julio Rodríguez. El libro es un análisis del origen financiero de la actual crisis, especialmente en el caso español: cómo un sistema financiero que presumía de ser el más sólido y saneado de Europa nos acabó arrastrando a un rescate financiero. Hablamos con ella de lo sucedido con el sector financiero, la liquidación de las cajas o el rescate con dinero público, así como de la propuesta de creación de una banca pública que hacen en el libro. Agradecemos la participación de Ana Martín, también coautora del libro, y cuya aportación ha sido fundamental en esta entrevista.

¿Cómo pasó la banca española de ser “la más sólida del mundo” (Zapatero, 2008) a necesitar un rescate?

La banca española no era la “más sólida del mundo”. Esta afirmación de Zapatero, que fue coreada por todos los poderes mediáticos financieros y económicos, no se sostenía, como ha demostrado la realidad. Las buenas “notas” de la banca española eran una falacia sustentada en la falta total de control de los organismos encargados de hacerlo, como se ha demostrado después.

Decís que el sistema financiero español cumplía todos los requisitos para una “tormenta perfecta” en cuanto cambiase la situación del mercado de vivienda. ¿Quién falló en anticipar ese riesgo?

No creemos que el fallo en anticipar el riego fuera inocente. Se estaban ocultando demasiadas cosas. Fallaron todos: el Ministerio de  Economía y Hacienda, el Banco de España, la CNMV. Todos sabían que la situación era insostenible, pero nadie quería ser el que apagara la luz de la fiesta. No querían ni fueron capaces de poner freno a la orgía crediticia.

¿Fue inevitable rescatar a la banca? ¿Cuál era la alternativa?

El rescate a la banca se ha producido por la insolvencia de esta y responde a una política basada en beneficiar a los grandes poderes financieros, que, como se ha demostrado, ha perjudicado al conjunto de la población. Se han dado muchos miles de millones de euros a los bancos españoles, a través del BCE, a un interés muy bajo (menos del 1%) y no han utilizado ese dinero para dar préstamos a las empresas pequeñas y medianas ni a las familias. Lo han utilizado para comprar deuda a un interés mucho mayor (del 4%, 5% o 6%), con lo que han obtenido grandes beneficios, mientras que la economía del país ha ido retrocediendo. El BCE debería comprar directamente deuda pública a los países y no beneficiar a los bancos privados. Esa normativa europea debe ser modificada con urgencia. La alternativa tendría que venir de un gobierno que en lugar de defender los intereses de los grandes bancos y poderes financieros, gobernara mirando por los intereses de la población. No se puede regalar dinero a los bancos sin exigirles nada a cambio.

¿ Qué balance hacéis del rescate bancario? ¿Está terminado y cerrado, como presume el Gobierno?

Con los datos que tenemos, pensamos que el rescate a los bancos ni mucho menos está cerrado. La banca española no está saneada, y sigue teniendo problemas de solvencia. La prueba es que el Gobierno sigue metiendo ayudas por la puerta de atrás para apuntalar la solvencia del sector (activos fiscales). Para entender lo que está pasando hay que tener en cuenta el papel que están jugando mundialmente los bancos desde hace unas décadas. No han actuado como banca comercial, con la función tradicional de depósito y préstamo. Su actividad principal ha sido la de banca de inversiones. La quiebra de Lehman Brothers puso al descubierto las prácticas especulativas de la banca mundial, basadas en la transacción de sofisticados productos financieros (derivados) muy sobrevalorados y puestos en el mercado mundial con el suficiente maquillaje como para hacerlos pasar por productos rentables, como vimos con las hipotecas subprime. Esta práctica se extendió a otros muchos países, entre ellos España, que se aprovechó del boom inmobiliario para conceder créditos hipotecarios a pisos tasados muy por encima de su valor real. Con la crisis y el aumento del paro muchas personas no han podido hacer frente a estas hipotecas, agravadas por las cláusulas abusivas de la legislación española en la materia, y han sido víctimas de los injustos desahucios que estamos viendo cada día, mientras los bancos obtuvieron grandes beneficios con unas prácticas especulativas que nunca fueron controladas por los organismos encargados de hacerlo, y que encontraron el apoyo y la colaboración necesaria de las agencias de calificación (la mayoría de las veces coaccionistas de los grandes bancos) y, por supuesto, la vista gorda y la complicidad de los gobiernos y de los poderes públicos.

¿Cuánto ha costado rescatar a la banca en España? ¿Dice la verdad Linde cuando asegura que todo se recuperará (aunque añade que “no sabe cuándo”)?

En el libro hay cuadros que explican con detalle las ayudas públicas recibidas por los bancos españoles. Al 31 de diciembre de 2012 esas ayudas (a la solvencia y a la liquidez) ascendían a 589.073 millones de euros, incluyendo el dinero público aportado, la protección de activos asegurando los riesgos asumidos por las entidades financieras, avales, adquisición de activos, la suscripción por parte del FROB (Fondo de Reestructuración ordenada Bancaria) de emisiones realizadas por las entidades a un plazo de cinco años y la adquisición de activos tóxicos por parte de la SAREB. Dudamos mucho de que este dinero se recupere.

En las ayudas públicas a la banca incluís los préstamos del BCE y otras ayudas que no solemos contabilizar, y sorprende comprobar que todas las entidades han recibido algún tipo de ayuda, incluídos los grandes como Santander y BBVA.

En el libro también se detallan las ayudas recibidas por más de 30 entidades bancarias, incluidos los grandes bancos, unas dirigidas a apoyar la solvencia de los bancos y otras a la liquidez.

Proponéis realizar auditorías públicas a las entidades. ¿No es lo que ya hace el Banco de España?¿Desconfiáis de las pruebas de estrés?

El propio Banco Central Europeo no se ha fiado de los reguladores españoles, el guión estaba escrito de antemano y las premisas preestablecidas. La elección de la auditora debería ser democrática y su actividad exige transparencia total, cosa que no se ha dado. Recordemos que en 2006 Oliver Wyman (encargado de los test a la banca española) calificó al Anglo Irish Bank como el mejor banco del mundo y tres años después tuvo que ser nacionalizado por Irlanda dando lugar al rescate del país. Muchas de estas empresas auditoras (recordemos el caso de Deloitte con Bankia) son juez y parte y de esa manera los resultados de sus análisis no son fiables.

¿Cómo valoráis la SAREB, el llamado “banco malo”?

La SAREB, el banco malo, es la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, fue creada para sostener los precios de los inmuebles (impagados) y tratar de evitar que se desplome el precio de los activos en poder de la banca. Es una sociedad de propiedad mixta: 55% privada y 45% pública, que ya ha adquirido inmuebles (viviendas, hoteles, anexos y suelo urbano), convirtiéndose en la principal empresa inmobiliaria de España y una de las más importantes de la Unión Europea. En definitiva, la SAREB se ha llevado fondos públicos para paliar la desastrosa gestión de la banca privada. Fue una imposición de la UE, incluida en el MOU (Memorándum de Entendimiento)  para recibir el rescate. En la actualidad los fondos buitre se están aprovechando comprando a precio de saldo muchos de esos activos y las pérdidas se están cubriendo con fondos públicos. La otra cara de la moneda son las personas desahuciadas o las miles de familias que no tienen acceso a una vivienda.

¿Qué acabará pasando con los bancos nacionalizados (Bankia, NCG, Catalunya Banc)?

Pasará que después de haber sido saneados se privatizarán y esto no es una opinión sino que está  regulado por un Real Decreto. Es decir, vuelta a lo mismo: se utilizará el dinero público para beneficiar a entidades privadas. Y, como ha sucedido hasta ahora con  empresas privatizadas convertidas hoy en multinacionales, veremos cómo algunos de los políticos que han decretado estas medidas formarán parte de los consejos de administración o serán asesores de estas entidades bancarias.

Sois críticos con el proceso de fusiones, pero ¿qué alternativa había?

La alternativa de una banca pública sería lo consecuente. Una vez que está ya nacionalizado parte del sector y su capital está compuesto por fondos públicos lo lógico es que se convierta en una banca pública  que pueda cumplir una buena función social

Uno de los efectos más visibles de la crisis y el rescate es la concentración bancaria, pasando de 50 entidades a solo 14, con 5 de ellas controlando la mitad del mercado. ¿Se ha reforzado el poder de la gran banca? ¿Es una consecuencia, o era el objetivo?

Sin duda, era un objetivo. Lo de los grandes bancos too big to fail (demasiados grandes para dejarlos caer) es una política mundial de concentración bancaria. Muchos bancos pequeños o medianos han sido absorbidos o eliminados y una de las consecuencias ha sido el importante número de trabajadores de la banca que se han quedado en la calle, otra es la eliminación de sucursales en pequeñas poblaciones, especialmente rurales,  que se ven ahora obligadas a recorrer decenas de kilómetros para poder hacer cualquier operación bancaria.

¿Qué futuro espera a la obra social de las antiguas cajas? ¿Cómo podría conservarse?

La Obra Social de las cajas recogía el 30% de los beneficios de las mismas. Era la mayor fundación del mundo, es impensable que los bancos en los que se han convertido con su privatización donen el 30% ni el 20 ni el 5% de sus beneficios para una obra social.

¿Ha servido la crisis financiera para incrementar el control sobre el sector financiero? ¿Estamos vacunados contra futuras crisis?

Ha servido para dar más poder al Banco Central Europeo (que no está  sometido a ningún control político). El sector financiero hoy tiene menos control que nunca y se mueve como pez en el agua en todo el planeta. Ahora se especula también con los nuevos activos procedentes de la privatización de los servicios públicos. Las necesidades sociales más importantes: la educación, la sanidad, las pensiones, ya son objeto de contratos privados con los bancos. Donde antes había becas ahora hay créditos, quien quiera estudiar tendrá que pedir un préstamo y pasarse después años devolviéndolo. La atención sanitaria, que debería ser universal y gratuita, es objeto de seguros privados de salud. A las nuevas generaciones, los medios de información ya se están encargando de “informar/manipular” sobre esto, se les dice que si quieren tener derecho a una jubilación tendrán que pagarse un fondo privado de pensiones. Los bienes comunes, como el agua, el aire o la energía, serán también objeto de especulación. Sin duda habrá nuevas burbujas producidas por la especulación.

¿Es posible una banca pública en España? ¿Es solo cuestión de voluntad política, o  hay algún impedimento legal en la Constitución, la Unión Monetaria, el MoU…?

Desde luego para su perfecta operatividad habría que cambiar ciertas normas de la UE, como la legislación sobre competencia. En la Constitución española no hay ningún impedimento; en efecto, es cuestión de voluntad política, que solo será posible con una mayoría social que imponga un cambio de rumbo, en España y en la UE.

Analizáis experiencias actuales de banca pública, y sorprende que los primeros ejemplos estén en Estados Unidos o Alemania, países de economía liberal.

No estamos hablando de utopías inalcanzables. En el libro damos ejemplos de bancos públicos que ya existen y han sido elementos claves para el desarrollo socioeconómico de determinadas zonas.

¿Podíamos considerar las cajas de ahorro como una forma de banca pública?

Las cajas de ahorro tenían otra forma jurídica para lograr sus objetivos y su labor (sobre todo antes de la década de 1980, es decir antes de su bancarización). En cierta manera,  sí ejercían como banca pública.

Hemos olvidado que en España ya hubo entidades públicas, y en fechas no tan lejanas. ¿Por qué se liquidaron?

Hubo factores diversos: el interés por favorecer a la banca privada, la entrada en la UE, en especial la Segunda Directiva de Coordinación Bancaria, la voluntad de los gobernantes de emprender privatizaciones de todo tipo, como venía ocurriendo en otras zonas del mundo con los gobiernos de Reagan o Thatcher…  En el libro habamos, entre otros casos, del proceso de privatización de la Caja Postal convertida en una entidad bancaria ajustada al estatuto de un banco. En 1991 llegó el nacimiento de Corporación Bancaria, que operaba bajo el nombre de Argentaria, cabecera de un grupo que incluía a Caja Postal S.A., al Banco Exterior de España y a las entidades del Instituto de Crédito Oficial. Argentaria se privatizó en  cuatro fases: dos en 1993, la tercera en marzo de 1996, y la última en 1998. Rodrigo Rato, entonces vicepresidente del Gobierno, ordenó la venta del 29,2% que todavía estaba en manos del Estado. En 1999 se lleva a cabo la fusión de BBV con Argentaria, que da lugar al BBVA.

¿En qué notarían los ciudadanos la existencia de una banca pública?

Por ejemplo, en mayores posibilidades de financiación, sería una banca más cercana, transparente y democrática. Además, formaría parte de las políticas sociales y económicas de las administraciones locales y comunitarias. Por último, habría obra social o tendría una clara función social.

Las cajas de ahorro, gobernadas por representantes públicos, fueron sin embargo decisivas en la formación de la burbuja. ¿Cómo asegurar un control democrático en una hipotética banca pública?

Las cajas han sido objeto de una gestión nefasta a la que no han sido ajenos los partidos y sindicatos que han participado en sus consejos de administración. Esto está muy claro, por ejemplo en Caja Madrid. Eso no se puede repetir. Entre otras, hay que establecer estas medidas: más control, rotación de cargos, transparencia  en la gestión. No puede ser una banca especulativa ni operar en los paraísos fiscales. Los sueldos de los directivos deben ser como los de los funcionarios públicos sin prebendas, bonus, pensiones etc…

¿Cómo valoráis las entidades que se anuncian como “banca ética”? ¿Y las cooperativas de crédito? ¿Son una alternativa al sistema financiero?

La banca ética es una banca privada con “buenas intenciones” pero no olvidemos que son empresas privadas con accionistas que esperan beneficios para sus inversiones. Y las cooperativas buscan el beneficio para sus cooperativistas. Muchas personas, que no quieren colaborar con la destructora política de los bancos convencionales, prefieren depositar sus ahorros en este tipo de bancos porque son más “solidarios”. Pero la banca ética y la banca pública son dos cosas totalmente distintas.

Leído en eldiario.es

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